Que la masa de ganado crezca, esa es la cuestión

En la ganadería hay que enderezar todo lo que no ande derecho, y hay que coexistir con el nuevo escenario en que la mayor parte de la masa está en poder del sector cooperativo y campesino. Para lograr que los niveles productivos de leche y carne sean suficientes para satisfacer la demanda de tan importantes alimentos, hay que preocuparse más por la vaca, que por la carne, la leche o la inscripción de los terneros. No se trata de renunciar al control pero todos sabemos que se puede pagar a 100 pesos el litro y no se logrará ipso facto que haya más leche en la ubre de la vaca. La inscripción de los terneros sirve para evaluar en las estadísticas cuantos más o cuantos menos nacieron respecto a igual etapa del año anterior, pero la verdadera natalidad no es la que se inscribe sino la que existe realmente, y la vaca para dar leche tiene que parir. Por eso considero una de las mejores decisiones relacionadas con esa rama la de contratar 550 litros por cada una de las vacas del rebaño si es de más de 10 vacas o 220 si no llega a esa cifra, porque eso obliga o estimula al ganadero a hacer las cosas bien en busca de eficiencia, divina palabra tan mencionada y tan escondida. En primer lugar, como el contrato es contra vacas totales, cada ganadero deberá velar el celo de sus hembras más que el toro semental para asegurar que se preñen y paran. Como ellos son los primeros que saben que es mejor alimentar chivas que tener vacas que produzcan 2 o 3 litros diarios, se preocuparán como nunca antes por la mejora genética de su ganado.

Mi padre tenía dos vacas, ambas comían lo mismo y una daba más de seis litros y la otra no pasaba de dos, hasta que esta última afortunadamente la vendió. Y todavía hay jefes de unidades ganaderas que justifican con la falta de pienso la alta mortalidad de su unidad productora y que sus vacas no promedien ni siquiera a cuatro litros, como si para dar ese volumen hiciera falta algún suplemento nutritivo adicional además del pasto y el agua. Sobre este problema los directivos de la agricultura han perdido la garganta año tras año hablando sobre la necesidad de cumplir los planes de siembra de alimentos y después llega la sequía y mueren miles de animales de hambre y sed. Por eso es tan importante recuperar en todos los ganaderos el sentido de dueño, como se puede lograr en las vaquerías convertidas en colectivos laborales, para que las vacas se alimenten y no les falte el agua ni un día. No debiéramos necesitar jefes para exigir algo tan elemental. Y todos coincidimos en que es más fácil producir yerba que la diversidad de alimentos que demandan los seres humanos. Lo que se haga en la ganadería debe ir destinado a que la masa de animales crezca y se alimente bien. Para eso hay que empezar por darles la tierra suficiente a los ganaderos. Son premisas indispensables para que un día no necesitemos siquiera que un periodista hable sobre leche, carne, queso, yogurt, mantequilla o helados, y pueda dedicar su tiempo a analizar cuestiones más sublimes.       

 

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