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El “príncipe” que sigue los pasos del “rey” del boniato.

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No concuerda un título nobiliario con su modestia innata, pero el Doctor Alfredo Morales Tejón, insigne investigador del Inivit, fue sin dudas el Rey del boniato en nuestro país. Nadie le conoció más secretos a esa vianda. En mi última entrevista me mostró jubiloso un nuevo clon de boniato de doble propósito capaz de producir además del tubérculo, 80 toneladas por hectárea de forraje verde para alimento animal.
Ahora vuelvo al Inivit, ya él no está, pero busco a su hijo, Alfredito Morales, quien jamás le perdió pie ni pisada, se hizo ingeniero y hoy sigue sus pasos como investigador en la prestigiosa institución científica.
“Desde niño vengo al Inivit siempre dentro de los campos de boniato con el tetuán y viendo esos trabajos, toda la vida me inspiró eso y me quedó ese legado. Y mi trabajo realmente es mi vida, me gusta mucho. Alguien dijo una vez que cuando a uno le gusta mucho el trabajo es como vacaciones, entonces para mí el Inivit es como vacaciones. Y bueno pues me desenvuelvo en esa rama igual que mi papá, en el fitomejoramiento del boniato. Es la mejor manera de serle fiel a su legado, como usted dice. Y obtener un nuevo clon de boniato y que vaya a casa de los productores y los productores lo siembren, que lo acepten y vean las ventajas que tiene, deja una satisfacción personal enorme”.
Pero Alfredito no porta solamente la herencia científica del padre, también se ha venido preparando. En el 2016 hizo una maestría en Colombia sobre el mejoramiento genético del boniato y luego en China realizó los estudios pre doctorales en biotecnología con énfasis en transferencia de genes en ese cultivo. Y nadie siembra más boniato que los chinos.

el principe del boniato
“Yo tengo amigos en el Inivit que son más boniateros que yo, les gusta mucho el boniato, cuando tenemos nuevas variedades siempre se los doy a probar a ver qué me dicen ellos y para saber la calidad culinaria que tienen. El boniato es un cultivo muy agradecido, de ciclo corto, que si uno lo atiende bien, lo riega y lo fertiliza, realmente es el líder mundial en producción de materia comestible, da más comida en menos tiempo. Ni siquiera la papa llega a donde llega el boniato”.
El ingeniero Alfredito Morales conoce, porque se lo contó su padre, de aquellos inicios del Inivit cinco décadas atrás en que los clones solo se podían sembrar en determinada época del año y su ciclo era de 7 y 8 meses. Llevar a la práctica productiva los nuevos clones, cultivares o tecnologías es su obsesión. Ahora mismo la Covid 19 impidió por dos años los recorridos por el país del Grupo Nacional de Viandas, espacio ideal para el extensionismo.
“Siempre tengo muchos deseos de ir a casa de los productores y darle los nuevos clones, los esquejes para que lo siembren y después lo cosechen y vean que rico es de comer, que se pica menos y que rinde mucho. Ahora mismo estamos trabajando en un clon de boniato que quizás sea el más precoz que hay en Cuba. Llevamos tres años estudiándolo, en las dos épocas del año y hasta ahora el rendimiento sobrepasa las 30 toneladas por hectárea en condiciones experimentales del Inivit, ya lo tenemos en dos provincias y lo vamos a extender este año”.
El próximo objetivo, comenta entusiasmado, es liberar un clon para toda Cuba con alto contenido de Betacaroteno.
“Usted sabe las ventajas que tiene consumir betacaroteno, cuando uno lo digiere en la mucosa del intestino delgado, se transforma en Vitamina A y con unos 80 o 100 gramos diarios de ese clon de boniato satisfacemos las necesidades de Vitamina A del organismo humano. De hecho este tipo de clones de boniato, tiene más betacaroteno que el mango y la calabaza, el único cultivo que llega a tener la misma cantidad de carotenoides que el boniato es la zanahoria. Por otra parte puedo decirte que no hemos perdido jamás el contacto permanente con los productores y contamos los días hasta que se haga la cosecha del boniato, ansiosos de ir a sus fincas y comprobar los resultados, extenderlos, verlo en el mercado, eso nos satisface mucho. Trabajo directamente con varios. Aquí al Inivit vienen y llaman por teléfono para preguntar cosas de boniato de casi todas las provincias del país. Y campesinos de aquí de Santo Domingo, muy buenos productores que siembran boniato hace muchos años, vienen, me llevan a sus casas, revisamos los campos, son personas muy activas, siempre están haciendo preguntas y quieren saber más, le damos conferencias. Y además tengo los contactos en el móvil de muchos productores, me escriben incluso por las redes sociales y me hacen preguntas que siempre atendemos.
Ahora bien, yo creo que en este tema del fitomejoramiento y la obtención de nuevas variedades nos queda mucho por hacer todavía. Y estamos consagrados con la agricultura, con la ciencia y con el pueblo cubano. Aprendí de mi padre a estar siempre insatisfecho. Caminaba por los campos y sacaba los boniatos más rápido que yo porque tenía más energía que yo realmente, trabajamos juntos codo a codo durante 9 años y voy a seguir sus pasos. Llegaba aquí a las 7 de la mañana y aunque supiera que tenía reunión a las 8, se iba para el campo a mirar el cultivo y yo siempre acompañándolo, ahí, detrás de él”.

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