En la Comunidad Diez de Octubre, de Ranchuelo, hay demasiadas cosas que están rotas y paralizadas como este coche motor, pero si se enfrentan con sistematicidad, se echarán a andar. (Foto: Carlos Torres)
Por Arturo Chang
No ha sido fácil recobrar aliento y tratar de emprender la marcha después de que un día amanecieron con la noticia de que sería desactivado el central Diez de Octubre, un ingenio que era noticia nacional frecuente en Cuba por su altísimo recobrado industrial.
A partir de los comienzos de este segundo milenio, la historia de esa zona del municipio de Ranchuelo cambió totalmente porque junto con la paralización de la producción azucarera, tanto en el llamado batey como en las comunidades aledañas, sus habitantes sintieron un impacto del cual aún no se han podido reponer.
Unos servicios con más rapidez y otros menos, fueron decreciendo hasta desaparecer o llegar a su mínima expresión, lo mismo que las edificaciones sin mantenimiento ni reparaciones han estado transitando a mayor o menor velocidad hacia ser ruinas.
Amparados en los recursos que recibían los ingenios, lo mismo tenían cualquier vehículo para las funciones de ambulancia, como un suministro de agua y electricidad garantizados por la entidad azucarera que se ocupaba de darle vitalidad a toda la infraestructura de vida y trabajo de la población.
Frecuentemente, la vicegobernadora Milaxy Yanet Sánchez Armas acude a Diez de Octubre, sobre todo a partir de que fue incluida en la categoría de las que están en situación de vulnerabilidad y requieren de atención diferenciada para ejecutar transformaciones materiales y espirituales.
Ella ha reclamado sensibilidad, ponerse en el lugar de esas personas que padecen vías de acceso intransitables, que al sobrecogedor panorama de un central inactivo se le suma una creciente imagen de deterioro donde hasta ahora, no se había visto la acción para revertir la situación.
Son tantos los problemas acumulados en esta comunidad que las acciones desarrolladas apenas se notan de manera significativa aunque son reales, existen y están a la vista, pero se va cumpliendo lo de ir solucionando poco a poco todo lo que sea posible.
Milaxy Yanet, con su ejemplo personal, ha dado lecciones prácticas de cómo proceder serenamente según las prioridades ante un cúmulo de dificultades que han estado creciendo un día tras otro, una semana tras otra, un año tras otro.
En su más reciente gestión sobre el terreno, la vicegobernadora observó personalmente, escuchó a la población y luego demostró conocimientos más detallados y exactos de los fenómenos que los propios encargados de atenderlos en razón de sus responsabilidades.
La puesta en marcha de este coche motor será una demostración de que se puede. (Foto: Carlos Torres)
Que la dedicación tiene que ser constante lo demostró al atender el reclamo de la comunidad Diez de Octubre que necesita transportarse, pero hace un par de años que un coche motor permanece estacionado sin prestar servicio en un recorrido necesario de apenas dos kilómetros.
Ante la imposibilidad justificada de las autoridades ferroviarias de asistir a la reunión de chequeo en la comunidad, ella se trasladó hasta ellas en busca de conocer la situación y apoyar en caso de haber necesidad de alguna gestión que pudiera ayudar a destrabar.
Entre las explicaciones, le plantearon la carencia de un equipo para levantar el motor y colocarlo sobre un vehículo que lo transporte hacia un taller de reparación, y antes de que hubieran concluido de informarle, ya ella había coordinado para que al amanecer del siguiente día estuviera el equipo de izaje en la comunidad.
Quienes la han observado actuar, están seguros de que al generalizarse su ejemplo, todo lo que permanece inactivo como el coche motor, echará a andar en dirección a ir solucionando los problemas acumulados y evitar que se acumulen otros.
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