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¿Qué ha pasado con la producción de cítricos en Cuba?, me preguntaba una joven villaclareña. Trataré de explicar en síntesis lo ocurrido.
Recuerdo que siendo un adolescente, desde los 12 hasta los 14 años, trabajé junto a mis compañeritos de entonces, en el fomento del plan cítrico Arimao de Cumanayagua, cuando estudiábamos en la ESBEC Carlos Roloff de 1973 a 1976. Pero cuando ya las naranjas estaban casi de comer terminamos la secundaria y no nos dio tiempo saborearlas. No importa, cuando aquello donde quiera había naranjas, limones, mandarinas y hasta toronjas. Fue la época en que se desarrollaron los grandes planes citricolas de Jagüey Grande y la Isla de la Juventud. Llegamos a exportar grandes volúmenes.

A partir de los años 90, el cítrico fue atacado mundialmente por una plaga llamada Huanglongbing, también llamada Dragón amarillo y Cuba no escapó a su efecto destructivo con el problema adicional de no contar con los productos químicos para enfrentarla. En pocos años se acabaron los grandes planes y también los medianos y pequeños como el de nuestro municipio de Remedios. La enfermedad que provoca dicha plaga se disemina con rapidez y mata el árbol en poco tiempo. La agricultura por agradecida que sea y rústica que parezca, demanda insumos, y los cítricos son como la papa, o le pones lo que lleva o no lo tendrás. En la papa lo vimos en esta campaña, en los cítricos hace muchos años que lo estamos viendo. La solución no está a mi juicio en fomentar grandes planes estatales.
En las condiciones de hoy solo es posible volver a ver naranjas y limones a precios asequibles en el mercado si cada persona con tierras siembra al menos una mata. Hablo desde los propietarios de tierra hasta los decenas de miles que han recibido áreas en usufructo, e incluso todo aquel que tenga un patio o una pequeña parcela donde quepa una postura.
Las grandes plantaciones pueden ser barridas por el “dragón amarillo”, pero ir finca por finca y planta por planta es una tarea más difícil para el dichoso dragón del cítrico.
Y además, no podemos pensar que ya todo está escrito. Yo creo que al cítrico hay que ponerle más ciencia.

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