La masa de ganado vacuno se redujo en Villa Clara en más de 9 mil cabezas del 31 de diciembre pasado al 30 de abril, o sea en apenas 4 meses. Claro que es una cifra impresionante con los mayores decrecimientos en Manicaragua, Placetas, Santa Clara y Camajuaní. ¿Causas?: altísima mortalidad, elevado índice de hurto y sacrificio ilegal y baja natalidad. O sea, si mueren más animales que los terneros que nacen no puede crecer la masa.
Entre las medidas aprobadas por el gobierno para estimular la producción agropecuaria tuvo gran acogida la autorización al sacrificio legal de reses a aquellos propietarios de ganado que cumplan los planes de leche y carne, y su masa crezca en no menos de tres animales.
Pero ha costado mucho trabajo hacer cumplir esa medida. A punto de marcharse el primer semestre solo en Corralillo se han podido sacrificar legalmente 5 animales, y me atrevo a decir, que ha sido gracias al empuje de la dirección de la agricultura en el municipio enfrentando trabas como la no certificación en tiempo del cumplimiento de los planes por las empresas láctea y cárnica.
¿Qué culpa tiene el campesino que vive enfangado detrás del rebaño y ha cumplido los requisitos establecidos que una empresa no haga lo que tiene indicado? En Corralillo ya pudieron sacrificar cinco animales pero son muchos más los campesinos que ganaron ese derecho por sus resultados al cierre del 2022, según datos preliminares más de 300 cabezas que pudieran consumir sus habitantes.
Llama la atención el hecho de que Corralillo, el municipio donde mejor se ha trabajado esta medida sea precisamente junto a Caibarién, los únicos que han visto crecer la masa de ganado bovino. Y son además de los que reportan menor incidencia de hurto y sacrificio ilegal de ganado mayor.
No necesito más datos para llegar a la conclusión de que esa medida contribuye al crecimiento de la masa, no solo porque sea uno de los requisitos exigidos sino porque motiva a los ganaderos.
Duele que por culpa de burócratas morosos a la hora de entregar los certificos unos cuantos campesinos no hayan podido sacrificar animales legalmente este año todavía y consumir o comercializar su carne como es su derecho.
Quienes no hacen lo que les toca para que haya oferta legal de carne de res, indirectamente hacen el juego a los malhechores que andan cuchillo en mano por los campos de madrugada matando reses ajenas.
No es mucho pedirle que muevan la mano con los papeles.
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