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Alberto López Díaz, Albertico, como muchos lo conocen, es un hombre de gobierno, pero no de esos acomodados detrás de un buró y a la espera de orientaciones «de arriba» para evitar equivocarse, sino de los apegados al pueblo y dispuesto a dar cada día lo mejor de sí por tal de garantizar su bienestar.

Lleva 30 años consecutivos dedicados al Poder Popular, desde que en 1993 fuera elegido delegado de la Circunscripción 42 del Consejo Popular Virginia-José Martí. A partir de ese momento, presidió ese consejo popular, fue secretario y vicepresidente de la Asamblea Municipal de Santa Clara, vicepresidente de la Asamblea Provincial. Desde febrero de 2017 es presidente del Poder Popular Provincial y, a partir del 2020,  gobernador de Villa Clara.

Mañana domingo, 4 de junio, Albertico asumirá un nuevo mandato, y lo hará con el mismo empuje, compromiso y dedicación que le ha puesto a cada una de las responsabilidades que ha aceptado como servidor público, a sabiendas de que lo hecho es poco, y convencido de que el pueblo villaclareño aún no ve en la gestión gubernamental los resultados que espera y necesita.

Vanguardia dialogó con el gobernador, quien alcanzó el 95,60 % de los votos válidos emitidos por los delegados de las 13 asambleas municipales del Poder Popular de Villa Clara, aprovechando un momento intermedio del martes 30 de mayo, casi al salir hacia Caibarién para chequear las líneas estratégicas de desarrollo del importante municipio costero villaclareño.

—Gobernador, ha sido reelegido para otro mandato de cinco años, tal y como establece la Constitución. ¿Pudiera enumerar las insatisfacciones en estos tiempos duros de pandemia, escaseces y restricciones? De entre los logros obtenidos, ¿cuáles no deberían faltar?

—Asumimos la dirección de la provincia en febrero de 2017 y en septiembre llegó el huracán Irma, siendo Villa Clara el territorio que sufrió los mayores daños, con más de 51 000 viviendas afectadas. En diciembre ocurrió el accidente de las parrandas en Remedios, y al año siguiente, en mayo, la tormenta subtropical Alberto, que provocó innumerables afectaciones en la agricultura. Así llegamos a marzo de 2020, con el inicio de la terrible pandemia de la COVID-19, sin obviar la situación energética del 2019, que trajo desde entonces una reducción paulatina del combustible.

«Los de la COVID fueron tiempos dolorosos y tristes. Tuvimos el primer centro social con decenas de adultos mayores contagiados en el Hogar de Ancianos #3 de Santa Clara, y también la primera institución laboral de Cuba que sirvió de centro de aislamiento, aunque no dejó de laborar y continuó imprimiendo los periódicos de la región central, que fue nuestro Poligráfico “Enrique Núñez Rodríguez”; luego, padecimos la crisis con el oxígeno y la pérdida de cientos de villaclareños, de compañeros valiosos e, incluso, de familiares, pero siempre nos acompañó la convicción de que saldríamos adelante, tal y como ocurrió, gracias a nuestras vacunas.

«Ya en enero de 2022 comenzamos a reabrir los servicios y la economía, aunque, lamentablemente, coincidió con una situación energética bien complicada, con apagones de hasta 12 horas, y se fueron acrecentando la falta de recursos, las escaseces, la reducción de los alimentos y del transporte, los cuales son resultados, también, del recrudecimiento del bloqueo y de las 243 medidas de la administración Trump, así como de la propia crisis del capitalismo a nivel global.

«Sin embargo, también fueron momentos enaltecedores, de entrega de nuestros médicos, tanto en Cuba como en cualquier lugar del mundo; de nuestros estudiantes universitarios con sus pesquisas y presencia en la llamada zona roja, donde el peligro de contagio era mayor; de los trabajadores de Educación, de Cultura, las donaciones de los productos agrícolas, y de tantos miles y miles de héroes anónimos del pueblo villaclareño, imposibles de enumerar.

«En este 2023 no han cesado las dificultades, y continúa el déficit de alimentos, el decrecimiento agrícola y un desbalance dietético que antes del 2019 no existía, pues había otros surtidos alimenticios en las tiendas del Comercio y la Gastronomía.

«Han sido días retadores, y superarlos constituye un triunfo. Hay que tener una capacidad de crear para sortear cada una de estas dificultades diarias; para los dirigentes, los que tenemos la responsabilidad de conducir procesos, nos resultan aún más tensos. Por eso afirmo, convencido, que el pueblo es el principal protagonista de los éxitos alcanzados, y todo lo que hagamos está por debajo de la grandeza de este pueblo. Eso nos exige salir a trabajar cada día con la convicción de vencer.

«Sobre mis hombros descansa una gran responsabilidad. Cada cual asume su pedacito, pero en mí recaen todos los problemas de la población y por ellos respondo. En mi balance del día, siempre me pregunto: ¿qué hice hoy?, pero, además, ¿cuánto me faltó por hacer?».

—Alberto, con tanta experiencia acumulada, ¿cómo asume este nuevo mandato?

—Con mucho compromiso. La victoria no está en los resultados que logremos los cuadros fundamentales, sino en la grandeza de nuestro pueblo. Y si bien los votos recibidos por los delegados son una muestra de confianza, también está el reto de ser consecuente con esa confianza que te ha dado la gente, más aún cuando tenemos el encargo estatal de llevar adelante el desarrollo económico-social y el bienestar del pueblo de Villa Clara.

«Ese es mi compromiso como gobernador, el de mis cuadros subordinados y todo el equipo de trabajo que integrará el Consejo de Gobierno que constituiremos este domingo 4 de junio. Uno solo no puede conducir hacia adelante una provincia, pero sí el deber de, entre todos, lograrlo ».

—Gobernador, los recorridos con el presidente Díaz-Canel, antes y después de su elección como diputado por Santa Clara, ¿qué aprendizajes les han dejado para su gestión gubernamental?

—Son momentos inolvidables en lo personal, pues los cargos son transitorios, pero uno tiene vivencias que no olvidará nunca. Junto a Díaz-Canel participamos en más de 90 encuentros y nos reunimos con 18 000 santaclareños, sin contar los más de 30 000 hijos de esta ciudad que marcharon en respaldo a los ocho candidatos a diputados y en apoyo a la Revolución.

«Como aprendizaje queda el compromiso de dar respuesta y seguimiento a cada uno de los planteamientos, y de gobernar cada día más apegados a las personas. Es un estilo que nos inculcó y tenemos que hacerlo llegar a todos nuestros cuadros. Nos toca el intercambio diario y el diálogo franco con la gente».

—Electricidad, vivienda, agua, transporte, alimentos, los altos y especulativos precios son temas que agobian en la cotidianidad y obligan a pensar en la manera resolverlos. ¿Cómo enfrenta todas estas dificultades?

—Trabajamos por prioridades, en dependencia de la magnitud del problema. Hoy, el déficit de combustible nos exige mucho tiempo y hay que asegurar, por encima de todo, los servicios vitales a la población. También, el asunto de la alimentación forma parte del día a día de nuestro trabajo. El agua constituye un tema muy serio que marca a la ciudadanía y sobre el cual mantenemos un chequeo sistemático; igual con la vivienda, aunque es un asunto cuya solución se concretará más a largo plazo.

«Con todos estos complejos asuntos nos cuesta trabajo dormir, pero nos levantamos cada día con el propósito, como dice nuestro presidente, de arrancarle un pedacito al problema, sin temor a equivocarnos. Y, si nos equivocamos, rectificamos el error y seguimos adelante. Nos preocupamos por buscar soluciones lo más integradoras posibles.

«Las dificultades diarias las asumo con sensibilidad y, sobre todo, con mucho compromiso».

—Alberto, usted es villaclareño por adopción. ¿Cómo ha logrado insertarse en la idiosincrasia tan peculiar de los hijos de esta provincia, y a qué aspira este 4 de junio?

—Soy hijo de Santiago de Cuba, pero debo decirte que los villaclareños, los villareños en general, siempre han sido el equilibrio entre el Oriente y el Occidente. Los villaclareños son muy exigentes y esta es una provincia de un alto nivel cultural, donde los fenómenos tienen una mirada mucho más aguda que en cualquier otro territorio, y lo digo sin falso chovinismo. Villa Clara es una provincia de pensamiento, con un gremio de la cultura, de periodistas y una universidad que marcan pautas en el país.

«Estar, geográficamente, en el centro de Cuba, ha dejado una impronta peculiar. Vine muy jovencito, en 1985. Aquí inicié mi vida laboral como profesor; después, dirigente de la UJC y luego, durante todos estos años, en el Poder Popular, los que me han hecho amar a esta ciudad, hacerla mía. A Villa Clara le debo mucho. Construí una familia y acá terminé de formarme como revolucionario.

«El 4 de junio será un momento significativo. Tomamos posesión del cargo y realizaremos un balance de lo que no ha salido bien, para perfeccionar el trabajo en esta nueva etapa.

«Estamos conscientes de lo complejo de estos tiempos, y también nos acompaña la certeza de que si la tarea es de gigantes, la unidad y el contacto directo con el pueblo serán la clave para la victoria. Son tiempos difíciles y desafiantes; tiempos de villaclareños vencedores de dificultades y obstáculos, como nos calificó Fidel».

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