Cuba fue una anfitriona digna. Las voces del Sur se escucharon alto y claro durante la exitosa Cumbre de los 77 y China, en oposición al mundo hegemónico que afecta a más del 80% de la población mundial.
La declaración final, fruto del consenso y la conciliación, resultó contundente. Se hizo un llamado a la necesidad de un nuevo orden económico internacional, a la reforma de la arquitectura financiera mundial y al rechazo de las medidas coercitivas unilaterales.
Además, la Declaración también abordó reclamos históricos relacionados con las desigualdades en la concentración de la riqueza y el crecimiento de la pobreza, incluyendo la pobreza extrema. También denunció la abrumadora y creciente deuda externa de los países del Sur.
Igualmente, los países miembros del Grupo de los 77 y China rechazaron la imposición de leyes y regulaciones con impacto extraterritorial y todas las demás formas de medidas económicas coercitivas, incluidas las sanciones unilaterales contra los países en desarrollo y reiteramos la urgente necesidad de eliminarlas inmediatamente.
Bajo el tema «Retos actuales del desarrollo: papel de la ciencia, la tecnología y la innovación», los líderes y mandatarios presentes en el encuentro discutieron ampliamente sobre los problemas actuales.
En este contexto, se destacó la importancia del conocimiento, la ciencia, el desarrollo tecnológico y el acceso a ellos, así como la innovación, para el progreso del Sur.
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, felicitó a Cuba por su exitosa presidencia en el G77 y China, y afirmó que el mundo estaba fallando a los países en desarrollo. Alertó sobre el aumento de la pobreza, el hambre y los desastres climáticos cada vez más frecuentes.
Por su parte, el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, anfitrión de la Cumbre, pronunció un discurso que establecerá pautas para la lucha continua de los países pobres contra los ricos. Fue una denuncia y un llamado a la unidad, la solidaridad y la cooperación para enfrentar los desafíos actuales, así como un reclamo para democratizar las relaciones internacionales y cambiar las reglas del juego.
En relación al papel de la ciencia, la tecnología y la innovación, el presidente cubano afirmó: «La ciencia, la tecnología y la innovación desempeñan un papel fundamental en la promoción de la productividad, la eficiencia, la creación de valor agregado, la humanización de las condiciones de trabajo, el impulso del bienestar y el desarrollo humano».
Díaz-Canel instó a crear las capacidades necesarias para aprovechar las promesas que la ciencia, la tecnología y la innovación ofrecen para el desarrollo sostenible. Reconoció el mérito de la Iniciativa para el Desarrollo Global, impulsada por el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, y la calificó como «inclusiva y coherente con la necesidad de un nuevo orden internacional justo y equitativo, que coloca al desarrollo basado en el conocimiento en el centro de las prioridades del sistema internacional».
Al igual que en 1979, durante la VI Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, Cuba fue una digna presidenta del Grupo de los 77 y China, y la voz del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, estuvo presente en el discurso del presidente Díaz-Canel: «Para el Grupo de los 77, la hora actual no puede ser de ruegos a los países desarrollados, ni de sumisión, derrotismo o divisiones internas, sino de rescate de nuestro espíritu de lucha, de la unidad y cohesión en torno a nuestras demandas».
Finalmente, Díaz-Canel sentenció en su discurso: «En homenaje a los que creyeron y fundaron. En nombre de los pueblos que representamos, hagamos respetar sus voces y reclamos, Somos más. Y Venceremos».
La presencia en las sesiones de la Cumbre del general de Ejército y líder histórico de la Revolución Cubana, Raúl Castro, otorgó un simbolismo y una relevancia significativa. Este evento histórico podría establecer pautas para el futuro de la humanidad progresista.
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