Nuestra Región

Información de la Provincia

ramonRamón Leocadio Bonachea Hernández. Importante figura de la Guerra de los Diez Años y de la tregua fecunda; nació en Santa Clara el 9 de diciembre de 1845, hijo de Don Juan Camilo Bonachea, un recaudador de diezmos de la iglesia católica, y Doña María Gertrudis Hernández.

Ninguno de los dos esposos, viudos ambos antes de casarse a fines de 1844, con tres hijos él y cuatro ella, de anteriores matrimonios, eran poseedores de un gran caudal, aunque tenían una hacienda algo descuidada. El estrato social del matrimonio Bonachea-Hernández correspondía a la clase media acomodada y residían en una amplia casa de la calle Buenviaje, entre Maceo y Parque donde nació Ramón Leocadio Bonachea.

Al morir la madre, con solo dos años, el niño fue a vivir al cuidado de sus tías abuelas de la rama paterna, María de la Cruz y su hermana, que residían en una espaciosa casa de la calle del Carmen en Santa Clara y eran conocidas como las “beatas Bonachea”. Realizó estudios primarios con la maestra Nicolasa Pedraza.

El padre al casarse de nuevo, se emparentó con Ramón Pinto y se enroló en las Conspiraciones separatistas de la época. Al ser descubierto es encarcelado y desterrado a España donde murió en Cádiz en 1876, sin volver a ver a su hijo.

Las tías lo enviaron a Camagüey a recibir la ayuda de un abogado amigo de la familia, Don Manuel Antonio Palacio, para que aprendiera el oficio. Sin embargo, la directiva de la Logia Tínima, creada para promover la insurrección y en la que figuraban entre otros Cisneros Betancourt e Ignacio Agramonte, lo captaron por sus dotes de agitador revolucionario.

Existen muchas versiones sobre su incorporación a la guerra de 1868, pero todo indica que en noviembre de este año parte a la manigua camagüeyana, ya en febrero de 1869 alcanzaba el grado de comandante. En esta Contienda se destacó en el cruce de la Trocha de Júcaro a Morón.

tarja

Tras el Pacto del Zanjón, Bonachea continúo con un centenar de hombres hostigando a las tropas españolas en la zona comprendida entre Santi Spiritus, Trinidad, Remedios, Ciego de Ávila y Morón. Finalmente firma un acta de protesta en la estación de ferrocarril de Jarao, a 22 km de Santi Spíritus, el 15 de abril de 1879. Este hecho conocido como la Protesta de Jarao en Hornos de Cal, lo convirtió en el jefe revolucionario que más luchó, de forma ininterrumpida contra el poder colonial español: Diez años y medios.

Salió al exilio rumbo a Jamaica a bordo de “Juan de Austria”. En el exterior reclutó hombres y organizó una expedición, desaprobada por Martí y Maceo quienes consideraban que las condiciones para su éxito eran aún insuficientes. El 29 de diciembre de 1884 el General José Ramón Leocadio Bonachea partió desde los EE. UU, en una pequeña nave llamada “El Roncador”, acompañado por el coronel Plutarco Estrada Varona, el Capitán Pedro Castero Lázaro, Tte. Cornelio José Oropesa González y Bernardo Torres Cedeño. Los 15 expedicionarios no lograron burla la feroz persecución y rápidamente fueron capturados, el día 6 son conducidos a Santiago de Cuba, donde el 7 de marzo de 1885 son fusilados en el patio del Castillo del Morro.

  • Carolina María Rodríguez Suárez +

    Nació Carolina María Rodríguez Suárez en Santa Clara el 20 de noviembre de 1825, hija del matrimonio de Don Félix Read More
  • Manuel Antonio Eduardo Machado Gómez +

    Manuel Antonio Eduardo Machado Gómez, nació el 20 de octubre de 1838. Hijo del hacendado Joaquín Machado Pérez y Rita Read More
  • Miguel Gerónimo Gutiérrez +

    Nació en Santa Clara el 15 de junio de 1822, hijo de Miguel Gerónimo Gutiérrez y María Nicolasa Hurtado de Read More
  • Ramón Leocadio Bonachea y Hernández +

    Ramón Leocadio Bonachea Hernández. Importante figura de la Guerra de los Diez Años y de la tregua fecunda; nació en Read More
  • 1

miguelNació en Santa Clara el 15 de junio de 1822, hijo de Miguel Gerónimo Gutiérrez y María Nicolasa Hurtado de Mendoza. Estudió en el colegio de los Padres de “San Francisco de Asís” donde se destacó, como alumno aventajado y con facilidades para las letras. Desde muy joven colaboraba con el periódico El Eco de Villaclara. A los 22 años ya escribía versos de mucha calidad literaria, reconocido públicamente a través de la prensa de la época. Sus trabajos aparecieron en diferentes publicaciones como La Alborada (fundado en 1856), La Guirnalda Literaria (1856), El Central (1860), El Alba (1862), La Época, este último fundado por Eduardo Machado Gómez y que vio la luz hasta que fue clausurado por las autoridades españolas por la posición reformista que manifestaba.

Miguel Gerónimo Gutiérrez estudió la carrera de Agrimensura en La Habana, su título aparece registrado en un acta del Cabildo de Santa Clara. Contrajo matrimonio el 3 de junio de 1849 con la joven Ángela Quirós Blanco, hija del Licenciado en Farmacia don Manuel Fermín Quirós y doña Manuela Gervasia Blanco. El matrimonio residió en la calle Candelaria #22, donde nació la numerosa prole compuesta por nueve hijos: Daniel, Filomena, Manuel, Luis, Benjamín, Rafael, Teresa, Ángela y Juan Bautista Gutiérrez Quirós.

Esta familia poseía varias propiedades, además de la casa señalada como residencia, poseían otra en Colón # 15 e/ Candelaria y San Cristóbal (ahora señalizada con una tarja como la casa natal de Carmita Gutiérrez), dos potreros nombrados “Mingrelia” y Río Santo de Pérez, en el Partido de Báez y el ingenio La Margarita en el Partido de Maleza con una dotación de 16 chinos y 3 negros esclavos, en copropiedad con Francisco Martínez Pupo. Gutiérrez se desempeñaba en su despacho como agrimensor cuya clientela era numerosa y de alto poder económico.

Además de su actividad intelectual como colaborador en la prensa local, era invitado con frecuencia a pronunciar discursos en diferentes actos de homenajes de recordación a personalidades como los ofrecidos a la memoria de los maestros Nicolasa Pedraza y Eligio Eulogio Capiró, de los cuales quedó constancia entre los documentos del patriota. A pesar de ser una persona callada, hablaba solamente cuando era necesario y lo hacía de forma pausada, según opiniones de aquellos que lo conocieron personalmente.

Otra de sus actividades socioculturales fueron las tertulias en su casa y en la farmacia “La Salud” de Juan Nicolás del Cristo. También ocupó la presidencia de la Directiva del Liceo. Como poeta dejó una producción bastante amplia de sus poesías.
Las reuniones y tertulias de la Farmacia la Salud devinieron organización de la Junta Revolucionaria como la única salida de los cubanos reformistas que fracasaron después de la Junta de Información. La organización independentista fue presidida por Miguel Gerónimo Gutiérrez quien en compañía de Antonio Lorda, Tranquilino Valdés, Juan Nicolás del Cristo, Eduardo Machado y otros, organizó el alzamiento de los villaclareños en San Gil. Partido de Maleza, el día 6 de febrero de 1869 y al día siguiente, en la finca El Cafetal, de José González, cerca de Manicaragua, donde se reunieron todas las tropas de distintas regiones de la provincia de Las Villas (Santa Clara, Remedios, Sagua; Sancti Spíritus, Cienfuegos y Trinidad) para dar inicio así a la guerra en la región central del país.

Este alzamiento que se realizó en condiciones inapropiadas, debido a que un telegrafista amigo de Antonio Lorda le hizo saber que el mando militar de Santa Clara solicitó licencia al mando supremo en La Habana para hacer prisioneros a Miguel Gerónimo Gutiérrez, Machado y demás sospechosos. Por lo que tuvieron que adelantar el alzamiento y el 2 de febrero con las pocas armas que poseían, las que llegaron a ser inferiores al número de hombres que se alzaron.

En los primeros combates predominó la valentía de los cubanos ante la superioridad en armas de los españoles. La situación se iba haciendo cada vez más difícil por la falta de recursos para continuar la lucha, lo que determinó que el alto mando en esta zona buscara una solución, debatiendo dos propuestas: una encabezada por Miguel Gerónimo Gutiérrez de trasladarse a Camagüey, pertrecharse de armas y regresar después al territorio villaclareño para continuar la lucha y otra la de Eduardo Machado de avanzar hacia Occidente. Predominó la idea de Miguel Gerónimo Gutiérrez, además debían asistir a la Asamblea de Guáimaro por lo que se dirigieron hacia esa zona, y en este territorio quedaron pequeñas partidas que mantuvieron enfrentamientos con las fuerzas españolas.

Fue designado presidente de la Junta de Gobierno y en la Constitución de Guáimaro lo designaron vicepresidente de la Cámara de Representantes, cargo que desempeñó con mucho sentido del deber, patriotismo y responsabilidad.

En 1871, pidió autorización a la Cámara para que se le permitiera marchar a Occidente para visitar los campamentos. Acompañado de su hijo Daniel (que estuvo a su lado desde comienzos de la guerra) y una pequeña escolta, lograron pasar la trocha de Júcaro a Morón que los españoles había establecido para evitar que pasara la guerra para el occidente. Pasaron a Purgatorio en Monte Oscuro en Sancti Spíritus a poca distancia del lugar donde había caído Arcadio García. Se alojaron en la casa del Gobernador Miguel Cañizares. Lo acompañaba el comandante Miguel Velasco, jefe de la escolta que lo custodiaba. El 20 de abril a media noche la casa fue asaltada por una guerrilla enemiga, había sido traicionado por un cubano llamado Miguel Castellón, que mandaba el comandante Velasco. Hacen alto cerca de la guardia de Cañizares y la asaltaron a media noche, cuando los patriotas, vencidos por la fatiga, y confiados en lo retirado de la ranchería, dormían. En el ataque cayeron Miguel Gerónimo Gutiérrez, el comandante Velasco y otros.

Una descarga cerrada envolvió todo el cuadro, y los patriotas, sorprendidos, se esforzaron por escapar, cayendo, la mayor parte de ellos, en la contienda. Mientras Daniel se escapaba, Miguel Gerónimo caía herido y hecho prisionero, exhausto de fuerzas, debilitado por la sangre que vertía de su herida. Es colocado de bruces sobre un caballo, con su cuerpo atravesado sobre la bestia, con la cabeza colgando, aún con vida, emprendieron la marcha a través de estrechas veredas, a tal punto que su cabeza rebotaba de tronco en tronco de roca en roca, y por sus labios moribundos, por donde se le escapaba la vida, pedía que alguien terminara sus sufrimientos, poniendo fin a su existencia

Sobre la muerte de Gutiérrez dice Eduardo Machado en su Autobiografía:

“Miguel Jerónimo Gutiérrez también fue asesinado horriblemente por los españoles el 20 de abril de 1871 en la casa de Miguel Cañizares, gobernador de Sancti Spíritus, montes del Purgatorio (SS), Juan Castellón fue quien los entregó, llevando la tropa que lo asesinó. Tres días después el coronel Fernando López Queralta hizo matar a Castellón mientras se hallaba en casa de una Mariquita Pérez”.

Según otro relato, falleció “atravesado moribundo en una mula, su cabeza tambaleando despedazándose contra los árboles, la barba espesa y la cabellera enredada entre los bejucos del camino, la piel de su hermoso rostro desgarrada por las espinas de los zarzales: un disparo puso fin a su sufrimiento horrible”.

Parece que se le dio sepultura en el camino hacia Sancti Spíritus, obedeciendo órdenes del jefe militar del Departamento, brigadier Francisco de Acosta Albear, que estaba emparentado con la familia de Gutiérrez y quiso evitar que se exhibiera el cadáver en Sancti Spíritus. El lugar donde fue enterrado no ha podido nunca determinarse.

Tres días después, el coronel insurrecto Fernando López Queralta, capturó al traidor Castellón y le dio muerte.

En la sesión celebrada por la Cámara revolucionaria en Güira de Naranjo, el 9 de marzo de 1871, diez y nueve días después de la muerte de Gutiérrez, se consignó en acta lo siguiente, que Eduardo Machado nos da a conocer textualmente en su autobiografía:

“El ciudadano Eduardo Machado pronunció un sentido discurso alusivo a la muerte del ciudadano Miguel Jerónimo Gutiérrez, Vicepresidente que fue de esta corporación, y después de mencionar su inmaculado patriotismo en todos tiempos, el abundante fruto de su propaganda republicana y los inmensos y perseverantes servicios que prestó a la causa de nuestra independencia, como Presidente de la Junta Revolucionaria de Villaclara, miembro de la Cámara consignase en el acta de su primera sesión después del fallecimiento de su digno vicepresidente el ciudadano Miguel J Gutiérrez, un tributo de eterno sentimiento y gratitud a la memoria de tan benemérito patricio. Esta proposición fue aceptada sin discusión y por unanimidad.”

carolinaNació Carolina María Rodríguez Suárez en Santa Clara el 20 de noviembre de 1825, hija del matrimonio de Don Félix Valois y Ana Francisca Suárez y creció en aquel ambiente colonial de injusticias y sinsabores que sufrían los cubanos, ese ambiente moldeó su espíritu, convirtiéndola en una luchadora incansable. Se unió en matrimonio a Manuel Casero de quien enviudó, años más tarde.

La labor de Carolina Rodríguez como agente secreta fue muy significativa para lo que mantuvo vínculos con Carlos Roloff. En el período de entreguerras cuando corría peligro su vida por sus acciones contra España, viajó a Estados Unidos, allí durante su estancia se vinculó a grupos de exiliados y laboró en una tabaquería donde recibía un modesto salario y vivía precariamente para donar el dinero que ganaba a la causa cubana que en aquellos años previos al estallido de la Guerra del 95 cuando José Martí realizaba la labor de aglutinamiento de fuerzas y recursos para la guerra.

Martí conoció a Carolina Rodríguez en esos avatares y quedó impresionado con la tenacidad y convicciones patrióticas de esta mujer, gracias a estos vínculos que se crearon entre ambos, hoy contamos con una información que sólo Martí nos legó en su grandiosa obra. Por la correspondencia establecida entre ellos y los artículos publicados en el periódico Patria, podemos conocer este período de la vida de la patriota Carolina.

Martí dignificó la imagen de Carolina con su verbo preciso y con la justeza de las palabras adecuadas para valorar su actitud. Aun cuando Carolina por su patriotismo sin límites, no podía ser olvidada, hay que reconocer que Martí contribuyó a su inmortalidad, distinguiéndola como “El alma de Cuba”.

Por el artículo publicado en Patria se ha podido obtener la imagen de la habitación modesta y muy pulcra, adornada con un vaso de flores como un símbolo de su sensibilidad femenina que la dureza de la guerra no le hizo perder, también cuenta Martí como Carolina salía muy de mañanita arrebujada en su manta de lana negra para ocupar su silla en la tabaquería donde despalillaba tabaco y con el modesto jornal que con sus manos de setenta años podía ganarse se ocupaba de distribuirlo entre los cubanos enfermos en el exilio, los clubes que recaudaban fondos para la guerra y apenas si quedaba para su sustento. Esta ejemplaridad de Carolina en su modo de vida en el exilio a favor de la causa cubana, también se expresaba en la creación de clubes revolucionarios y en apoyo a cuantas actividades se realizarán con estos fines.

En 1894 en Ybor City estaba Carolina muy enferma de la vista, falta de recursos para atender al despalillo de tabaco con que se sostenía, el día 10 de octubre de dicho año se efectuaba en West Tampa una gran fiesta patriótica en conmemoración del Grito de Yara, los tabaqueros cubanos que trabajaban en los talleres de aquella naciente población habían cedido el producto de ese día de trabajo para fondos de la revolución y a cuya fiesta asistió Carolina, entre otras cosas allí se pidió una contribución para ayudar al costo de una operación que tenía que hacerse en la vista y después que aquella enorme concurrencia hizo sus aportes, Carolina alzó su brazo para decir que, “en virtud de que los trabajadores habían contribuido con el día de trabajo para armas y municiones con que libertar la Patria y como ella no podía contribuir de igual manera aunque cegada para siempre cedía la cantidad allí recolectada para su curación, a la adquisición de dichas armas y municiones con que libertar la Patria de todos los cubanos”, Carolina fue bajada de la tribuna en brazos de los que estaba cercanos de ella, entre aplausos y vivas a Cuba Libre por aquel acto de desprendimiento tan noble y tan patriótico.

Al finalizar la guerra y con los cambios de poder del gobierno en Cuba, ocurridos el 1ero de enero de 1899, los cubanos a partir de esa fecha pudieron regresar a Cuba, llegó Carolina enferma, casi ciega. En su ciudad natal ocupó una habitación en una casa de la calle el Carmen, en Santa Clara, donde murió el 2 de junio de ese año. No recibió homenajes, ni fue reconocida por sus méritos patrióticos. Pasó mucho tiempo, ya en 1939, por acuerdo adoptado por el Ayuntamiento y el centro de Veteranos y Patriotas de Santa Clara, con fecha 4 de octubre de ese año, decidieron rendirle homenaje y exhumaron sus restos para colocarlos en el panteón de los veteranos, para lo cual realizaron esquelas mortuorias de invitación al pueblo de Santa Clara para rendirle homenaje en capilla ardiente la noche de 26 de enero de 1940 en la sede del Centro de Veteranos en Calle Cuba y Carretera Central para su traslado al cementerio de la ciudad donde se colocaron en el panteón de veteranos donde reposan actualmente.

Otro reconocimiento fue el de llamar el callejón de El Carmen, por disposición del Ayuntamiento del 10 de junio de 1899 con su nombre, atendiendo a que en ese lugar pasó los últimos días de su vida, es el que ostenta actualmente. Ya más recientemente se colocó una tarja que fue develada el 31 de mayo de 2013 en la fachada de la que fue su última morada (callejón de Carolina Rodríguez, entre Julio Jover y Berenguer en Santa Clara).

La Sociedad Cultural José Martí de Villa Clara, creó un club de jubilados en Santa Clara que lleva su nombre y honran a Carolina Rodríguez con su trabajo por la divulgación y el conocimiento de la obra martiana y la vida de esta ejemplar mujer.

manuelManuel Antonio Eduardo Machado Gómez, nació el 20 de octubre de 1838. Hijo del hacendado Joaquín Machado Pérez y Rita Gómez quienes formaron una familia con 7 hijos, de los cuales cuatro eran varones: Eduardo, intelectual y patriota; José Joaquín, abogado; Eleuterio Néstor, negociante, Eligio y tres hembras: Beatriz Amalia, Rita María y Teve Josefa. Tenían su residencia en la calle Cuba #23, cerca de la casa natal que había sido en San Cristóbal y Cuba.

Su padre poseía un ingenio en Maguaraya, cerca de Santa Clara y en honor a su esposa lo llamó “Santa Rita”, con una pequeña dotación compuesta por negros y asiáticos. Cuando Eduardo era niño sufrió un accidente en la mano derecha en un tacho de azúcar hirviendo para extraer un objeto que se le cayó, los dedos de la mano le quedaron afectados. Además de padecer aneurismas por lo que su padre lo trataba con más suavidad que al resto de los hijos, mientras los demás lo ayudaban en los negocios a él lo enviaron a estudiar al extranjero.

Aprendió sus primeras letras con Nicolasa Pedraza Bonachea que a su vez había sido maestra de su abuela y de su madre, también tuvo como profesor a Eligio Eulogio Capiró, un destacado poeta y educador de Santa Clara.

En 1858, con 19 años, viajó a Estados Unidos a estudiar y escogió a Boston para hacer su carrera en Teneduría de Libros, también la literatura y la lengua inglesa lo apasionaron. Hizo un recorrido por Estado Unidos y por Europa, visitó Inglaterra, Francia, España. A fines de 1858 regresó a Cuba y en 1859 viajó a Francia donde estudió Lengua y Literatura Francesa. Al año siguiente comenzó a estudiar Ingeniería Civil y recibió lecciones de alemán. En el 1860 estuvo en Alemania. En 1861 volvió a España. En el 63 hizo la carrera de Ingeniería en Alemania y además estudió literatura alemana, hebrea y rusa. En el 64 viajó por varias ciudades de Rusia.

En Alemania publicó un folleto en español bajo el seudónimo de Durama de Ochoa, titulado Cuba y la emancipación de sus esclavos. Este folleto circuló sin que su padre, Joaquín Machado, hombre de ideas esclavistas, supiera que se trataba de su hijo.

En París se relacionó con José Antonio Saco, durante el tiempo de la deportación de éste. Contrario a las ideas de Saco que temía a la abolición y pedía que fuera gradual y con indemnización, Machado se proclamó abiertamente a favor de la abolición de la esclavitud.

Regresó a Santa Clara por la enfermedad de su madre, la que falleció el 24 de abril de 1866.

De inmediato en compañía de Salvador Domínguez fundó el periódico La Época, el 1º de enero de 1866, literario, agrícola y económico que se mantuvo hasta el 14 de marzo, fecha de publicación de su último número. Salía tres veces por semana.
Después de la muerte de su madre, Machado viajó nuevamente a España y recorrió varias de sus ciudades: Cádiz, Sevilla, Madrid, Zaragoza y Barcelona. De España pasó por la vía de Marsella a Génova, Roma y Nápoles. En Roma visitó los monumentos de la antigüedad y asistió al centenario de la Basílica de San Pedro. Estudió la historia de este país. En Nápoles visitó el Vesubio, a Herculano y a Pompeya y pasó a Francia, permaneció en París hasta la Exposición Universal en 1867. Conoció los adelantos de la civilización al finalizar el segundo tercio del siglo.

El padre reclamó su presencia en Cuba para que recibiera la herencia que le correspondía por la línea materna. El caudal de Joaquín sobrepasaba el medio millón de pesos. A Eduardo le fue otorgada la suma de $30 000 oro. Al partir la herencia en inmuebles y otros bienes se convenía que el ingenio Santa Rita siguiera siendo de su padre. La dotación era de negros y 40 asiáticos. A Eduardo se le adjudicaron diversas fincas de la jurisdicción con una superficie de más de 90 caballerías. En estos trámites él logró que el padre le pasara a su servicio al negro Rafael Antonio con la idea de poder darle la libertad. Estas propiedades le fueron confiscados cuando por disposición del gobierno español se le intervinieron todos los bienes a los insurrectos.

Machado rindió tributo de admiración y respeto a su maestra de las primeras letras, al colocar una lápida conmemorativa en la puerta de la casa en que nació y vivió enseñando, en la esquina de Maceo y Candelaria (ahora Maestra Nicolasa). En La Época dio cuenta del tránsito de la maestra de todos los villaclareños con fervor de hijo. Poco después, los villaclareños reclamaron la publicación de la biografía de la desaparecida como una ofrenda de gratitud y en el nicho en que están sus restos ponerle una lápida con esta escueta inscripción: La Maestra Nicolasa. De igual forma quiso rendir tributo a su otro maestro de la infancia Eligio Eulogio Capiró, promovió el traslado de sus restos para el cementerio nuevo donde se colocaron en su nicho y se señaló con una lápida de mármol que recordara el nombre del eminente hijo de Villaclara.

Eduardo Machado junto a Miguel Gerónimo Gutiérrez y otros patriotas, participó en el Levantamiento de Las Villas. Partieron de Maleza, el día 6 de febrero de 1869 y al día siguiente, en la finca El Cafetal, de José González, cerca de Manicaragua, donde se reunieron todas las tropas de distintas regiones de la provincia de Las Villas (Santa Clara, Remedios, Sagua; Sancti Spíritus, Cienfuegos y Trinidad) para dar inicio así a la guerra en la región central del país.

Machado, mantuvo el criterio de llevar la guerra hacia el occidente. Esta idea era contraria a la postura de Miguel Gerónimo que planteaba ir hacia el Oriente y pertrecharse de armamento para regresar y continuar peleando. Estos criterios fueron sometidas a votación y prevaleció la de Gutiérrez, unido a la solicitud de que los villareños participaran en la Asamblea de Guáimaro, por lo que partieron Machado y Miguel G. Gutiérrez hacia el Camagüey y nunca más regresaron.

En la Asamblea de Guáimaro Machado estuvo del lado de los antianexionistas. En la Constitución de Guáimaro fue elegido como uno de los vicesecretarios de la Cámara de Representantes. Se mantuvo entre los combatientes en la manigua hasta su muerte ocurrida en Arroyo Colorado, Camagüey, el16 de octubre de 1877. Por sus características físicas, de piel blanca, pelo rubio y ojos claros confundieron su cadáver con un norteamericano y gracias a ello no lo secuestraron los españoles y pudo ser sepultado en el panteón de la familia de su novia, Adela Machado y Bastida que residía en Puerto Príncipe y reclamó el cadáver para velarlo. Se concedió, pero sin despedida de duelo. El entierro fue muy concurrido y asistió el Cuerpo de Sanidad del Ejército Español. Esto facilitó al Comité “Reliquias de la Patria”, creado por la asociación de Veteranos de la Guerra exhumar sus restos y trasladarlos hasta el cementerio de Santa Clara donde reposan actualmente.

nestor

Néstor Alejandro Palma Izaguirre, natural de Trinidad, nació en 1841, estudió cinco años en el Conservatorio de Música de París, donde se graduó de “segundo artista”, se destacó en la dirección de orquestas y fue reconocido como un excelente violinista, su profesión musical la desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX y tuvo una vida muy intensa en Santa Clara en actividades renombradas del período, como el acto de fundación del teatro La Caridad, en 1885, donde se tocó el himno a Villaclara compuesto por Manuel Berenguer y musicalizado por él con letra dedicada a Marta Abreu, en la Feria Exposición del bicentenario de la fundación de la villa, en la que amenizó la actividad musical en la Plaza, en la que dirigió la orquesta Sinfónica y en la fiesta de Santa Cecilia (patrona de los músicos) en 1894, donde cantaron el arquitecto Juan Payrol y la soprano Niní González, así como en cuantos actos importantes hubo en la ciudad en la época. Tuvo el honor de acompañar al famoso músico Brindis de Sala.

Era Palma de complexión fuerte, de rostro bien delineado, vestía elegantemente y se hacía acompañar de su violín hasta los últimos momentos de su vida.

Conformó una familia con Teresita Pérez Tandrón, reconocida por sus contemporáneos como una bella mujer con quien tuvo tres hijos: Eloy, María Teresa y José Palma Pérez.

Cuando se encontraba en la finca “Punta la Cana” de Doña Pastora González *, por la zona de Antón Díaz, en las inmediaciones de Santa Clara a donde llegó a refugiarse para pasar la enfermedad llamada “vómito negro”, en momentos en que Pastora salió del lugar para acompañar a su esposa e hijos a continuar viaje para protegerlos de la persecución que sufrían, fue denunciado por los voluntarios que servían al gobierno español, entraron, lo asesinaron e incendiaron la casa.

Nota:

*Pastora González fue una patriota santaclareña de las dos guerras, estuvo en el alzamiento de Las Villas en su finca el Cafetal González y guardó prisión en la iglesia del Carmen con otras mujeres de la ciudad. En la gesta del 95 usó su finca “Punta la Cana” cerca de Antón Díaz en las inmediaciones de Santa Clara para esconder y proteger insurrectos. Cuando descubrieron y asesinaron a Néstor Palma, en el gobierno de Valeriano Weiler, su casa fue quemada por las autoridades españolas locales.

¿Le ha resultado útil la información publicada en este portal?